domingo, 25 de agosto de 2013

Educación y viejos principios

Wert se ha olvidado, si es que alguna vez supo, de los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza. Pudiera ser que los conozca al dedillo pero que abomina de ellos, del pensamiento que los generó, de la corriente libre en la escuela filosófica del progreso humano y de su libertad por la educación.
Quizás esta corriente de la práctica educativa contenga para él, y para muchos como él, el germen de la destrucción de las conciencias bien pensantes, del tradicionalismo católico y del orden natural que no es otro orden que éste en el que "ellos" (los de siempre) aparecen los primeros en el orden de la fila de los beneficios y privilegios:
-Prietas las filas, que es una orden y que aquí no entra ni se cuela ni dios sino es porque se comulga y se jura fidelidad: ¡A la orden y con orden y "concierto"!
Quizás esté fuera del contexto ideológico de Wert y, en consecuencia, de su práctica política el pensamiento español de secularización de la educación tantas veces intentado y siempre fracasado.
El inflexible y polémico ministro se opone a revisar ni coma ni punto del decreto de ayudas al estudio. No sorprende, desde luego, esa actitud porque es una deriva de la estructura mental del ministro que no ha de tildarse de conservadora tan solo, sino también de retrógrada, involucionista y discriminatoria. Todo ello y más. ¡Cómo engañaba Wert en las tertulias y en el Círculo Cívico de Opinión! (En verdad, y sin postularme como el más listo de la clase, siempre me pareció un cínico, en el más estricto sentido filosófico. Me gustaría saber qué piensa hoy Fernando Vallespín del ministro Wert).
Todos los estudiantes, y a todos los niveles, se verán afectados por las decisiones de este ministro envuelto para su regocijo en la "roja y gualda" y que españoleando les va danto pica y estoque. Indultados los de familia pudiente, a los otros les queda su amargo destino a pesar de algunas tardes de gloria:
- Hijo, se ha llegado hasta donde se ha podido -dice el padre, lamentándose por su suerte que hereda por "sino", también, su hijo, mientras la madre murmura y sus hermanos "aprenden".
- Qué se le va a hacer -contesta el hijo mohíno.
- Tú como tu padre y tu abuelo...y ya está-, asoma diciendo la abuela acordándose del difunto que no sabe dónde yace.
A Wert ya se le conoce pese a sus escasas manifestaciones de calado intelectual -¡Y mira que hay currículum!- desde su etapa de ministro. Ha protagonizado pocas, así es, de relevancia para el mundo educativo en lo que se refiere a un ideal para el futuro de España y de sus jóvenes estudiantes y universitarios que se le ha de exigir al ministro encargado de tan "caros y preciados bienes" como son los de la Educación, la Ciencia, la Cultura y el Deporte.
No hay remedio porque sabemos que el ministro no renunciará a su natural inclinación, por su "querencia" al palco, de hacer del sistema educativo (de la instrucción) un mecanismo, un instrumento de propaganda.
El ministro que debería poner todo su empeño en promover en el sistema una amplia cultura general que nuestra sociedad de hoy necesita para sobre ella, después, preparar en una educación profesional y en una orientación consciente para que en su día sean científicos, literatos, filósofos, ingenieros, empresarios, industriales, financieros, etc., tanto hombres como mujeres, que sean capaces de cultivar todas sus facultades para beneficio propio indisociado de su compromiso social en comunidad para solidaridad y cooperación necesaria del progreso común.
¿Cómo hoy, en el siglo XXI, retrocedemos y volvemos a la segregación por sexo en las escuelas? Pero si ya está suficientemente probado por estudios pedagógicos la inconveniencia de esta decisión, ¿a qué viene ahora desempolvar falsos argumentos para este renacer de "los niños con los niños, las niñas con las niñas"?
La coeducación ha de ser un principio esencial del régimen escolar. ¿Por qué segregar en la escuela aquella convivencia natural que se da en el seno de de las familias y en la comunidad? ¿Llegará a imponerse, dando un paso más allá, disciplinas de estudio diferenciadas bajo el argumentario de la "tendencia sexual" y "atracción natural" (la costura, el hogar frente a la milicia, el ejercicio físico... Es que las niñas son propensas a... Los niños, sin embargo, les atrae...)?
Volveremos a las lecciones de memoria, sin análisis crítico, al dogma de los "libros" de textos -eso sí, utilizando las nuevas tecnologías- , asistiremos a la petrificación del espíritu creativo, a la congelación del pensamiento libre, al recorte del impulso para la pregunta inquieta y el ansia por razonar.
Se nos avecina un otoño caliente (así lo deseo) y no precisamente por los efectos indiciarios del cambio climático, sino por otro tiempo inestable que propicia el necesario cambio.














sábado, 3 de agosto de 2013

Fondo Monetario Internacional: ¿Qué hacemos con España?

Enterrémosla, parecen contestarse los sesudos analistas del Fondo. Enterrémosla para que no hieda y no contamine la recuperación y el crecimiento de los países de vanguardia de la Unión.
No cabe la esperanza dentro del sistema para España. Es lógico pensar, aunque siempre asalte la tentación suicida de mirar para otro lado, que nuestro sistema económico en el que se sustenta nuestro modelo de convivencia política y social está agotado. Totalmente agotado.Asfixiado.
Se nos propone desde este organismo internacional, cuya solvencia técnica podría compararse con los irrisorios presagios de cualquier vidente televisivo, que nos impongamos algunos sacrificios más, que a resultas son más de lo mismo: la bajada de salarios acompañada de algún aderezo "plus"..
Sobre sus atronadoras -por los batacazos tan sonoros-  previsiones más nos convendría darles el poco crédito que merecen por adivinanzas y visiones infundadas, reitero, que cualquier otra consideración más elevada. El organismo va de fracaso en fracaso, el éxito se le oculta para mayor de nuestros infortunios, pesares y sufrimientos. A la postre basta un fingido "me equivoqué", tan de moda hoy en boca de altos dignatarios que no va más allá del sonrojo porque las cabezas siguen en su sitio.
El anuncio del Fondo Monetario Internacional acaba con cualquier atisbo de esperanza en la recuperación española. Pretender que un nuevo sacrificio por parte de los trabajadores, en torno a un diez por ciento de sus menguados salarios, para conseguir una exigua bajada de las cifras del paro -alrededor de un seis u ocho por ciento en 2016- y, seguidamente, afirmar que la economía española no será capaz de crear riqueza bruta más allá de un uno por cien anual de media hasta el 2018 es, francamente, una previsión desoladora. Un mísero uno por ciento y con periodos de estancamiento e, incluso, de probable recesión. Demoledor. Es para echarse al monte. Da ganas de hurgar en las boyantes cuentas nutridas de beneficios,  participaciones y salarios fuera de lo común para relativizar el esfuerzo colectivo y solidario y de una vez enfocarlo de forma pormenorizada y personalizada. No sé si es peor -dirán los más avispados de ellos- hurgallo que meneallo.
Está perdida la esperanza entre los papeles y papeles de los informes y contrainformes del FMI. El sistema está liquidado. No puede contarse con la activa participación de la población porque ya no cree en un proyecto falseado, adulterado y mangoneado por unos cuantos que ya no representan lo que dicen representar. Ya no hay confianza. Se ha roto el vínculo, se ha desmoronado la credibilidad porque los cimientos han cedido, no pueden soportar tanto peso por tantas mentiras y  traiciones y demasiadas deslealtades y frivolidades.
Sin embargo, alentador, surge contradictorio el deseo racional de cambio. Un cambio profundo, regenerador, reparador que no puede canalizarse por personas que son hoy la imagen del sistema; pero, en cambio, sí son imprescindibles hombres y mujeres nuevos que hagan aflorar el principio de la gran transformación que ha de abrirse paso... Y lo hará a cualquier precio.