domingo, 8 de abril de 2018

El valor de la idea.


Hoy tenemos el ejemplo palpable de la preocupación que nuestros jóvenes, profesionales y representantes políticos muestran por engrosar sus currículos. El caso Cifuentes tiene, desde luego, otra dimensión pero no deja de ser ilustrativo por cuanto obedece a un intento de dejar constancia fidedigna de lo que supuestamente se sabe, del conocimiento que se posee.
Es algo de lo que venimos hablando desde hace ya largo tiempo. 
Se dice a menudo que el saber no ocupa lugar. Eso es verdad. Pero también lo es que ocupa tiempo y dinero.
Estaremos de acuerdo que, además del currículum, se precisa de la capacidad de generar proyectos diferenciadores, genuinos e innovadores.
Todo esto es una obviedad, aunque, en mi opinión, esta reflexión es imprescindible para abordar el cambio de mentalidad que acoja una nueva disposición para afrontar los retos y desafíos presentes de cara al futuro que nos proponemos en común. No basta con el currículum sino viene acompañado de la idea.




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